lunes, 30 de mayo de 2016





     De los palos no se aprende, de los palos sólo salen heridas que nada se parecen a aquellas magulladuras en las rodillas fruto de las caídas con la bicicleta cuando niño. Hubiera sido mejor el cuchillo que raja profundo y cuya ayuda siempre se brinda demasiado tarde.
    Has de separar por partes la intención con lo que quiero decir y el fruto, el agua de mis ojos cuando lloran y cuando solamente están sufriendo, la verdad implícita en una mentira y la trampa que toda verdad contiene.
     Bajo a la frutería más próxima a mi casa y compro el fruto rojo en homenaje a ti y a tu tierra, corro las cortinas y dejo que una tenue luz de añoranza invada el salón y, observándolo de cerca, apenas palpando con la yema de los dedos su fina y brillante textura, antes de llevármelo a la boca descubro que hay universos que sin saberlo se conforman con ser y estar, y que tú eres uno de ellos.




sábado, 28 de mayo de 2016




     No sabía dónde iba, ni siquiera quién me esperaba, pero por primera vez en mucho tiempo sentí que hálitos de misteriosa esperanza dirigían la locomotora. Lo que ocurrió cuando pisé tierra no es un secreto. A la derecha, todo el rato, esa sierra que tiene nombre de santa y cuya historia, tremendamente trágica, me he leído para ver si encuentro relación con el revuelo que has creado en el pecho del hombre que te ama, acaso para desmentir aquello de que nadie es profeta en su tierra. El resto del paisaje lo tengo muy confuso: apenas un río rompiendo fuerte, dos ojos que no puedo dejar de venerar, el silencio universal en el instante justo antes de despedirnos.











viernes, 27 de mayo de 2016




Aquello que bajó inquisitivo la cremallera de tu abrigo sin dejar de mirarte a los ojos, por ejemplo; el fino aleteo de la marcha al caminar de aquella mariposa que nunca antes había visto; aquello que con la yema de sus dedos acariciaba dulcemente tu espalda, todo estaba ahí sólo por ti, era el cariño que te tengo. Qué temes, no podía quitarme de la cabeza esas palabras, no quería hacerte daño: Agarra una serpiente fuerte entre tus manos y, para con el miedo, que no porque no lo veas no existe ni es frágil ni se ahoga en un vaso de agua, tendrás la mitad del trabajo hecho. Pero no respondas ahora, que ahora que ya no estoy contigo, quien teme soy yo. Lo que no sé es porqué me has dejado volver.








jueves, 26 de mayo de 2016




     A la orillita de un río furioso, bajo la gigantesca sombra de los chopos y cubiertos nuestros cuerpos por completo por el complaciente frescor de los matorrales naturales de la zona, entendí que no todas las pasiones son violentas. 
     Miro mucho a mi izquierda, soy testigo del tira y afloja entre las corrientes de tus ojos y las del resto del paisaje. Miro mucho a mi izquierda y te pregunto cosas cuando no me estás mirando. Es tiempo de cerezas y te quiero. Pero no me pidas nunca que vuelva a mirar la luna llena y mucho menos que le pida deseos.




lunes, 23 de mayo de 2016




     Un caminito de flores para tus pies que no comprenden, amapolas, por ejemplo, una tarde entre nubecitas blancas, o cualquiera que elija quedarse contigo entre todos los ejemplares de la especie de los felinos.
     A la derecha, bajo un matorral, como si le conocieras desde siempre, el hombre nuevo y natural que ha nacido para ayudarte a olvidar lo que estés decidida a olvidar, y que merece tu cuidado. Mira, por allí su esencia, y por allá su perfume.








sábado, 21 de mayo de 2016




Son las frondas más oscuras las ojeras de tu cara. Te cae un mechón de cabello mejilla abajo y gobiernas en el reino de las sombras. Tienes la pena del impaciente arbusto que no puede esperar el tiempo de los murciélagos. En cambio cuando estás contigo misma, sólo tú alzas la frente y sales y merodeas los jardines del temido castillo de la valentía. Quiero decir que cualquiera huye antes que tú y tiene más miedo. Ningún hombre ha sido ni será nunca más eficaz a la hora de convertir la lágrima en perfume, lo que me convierte a mí en un hombre orgulloso de estar a tu lado en la batalla.











                                                  A Nagore


     Hay niños que conocemos unos días y enseguida son para nosotros como un cuento en el que el cazador y el lobo se dan un chapuzón juntos en el río, donde la trampa no es ninguna trampa, donde se usan metáforas de colores y sólo se nombran las personas buenas y el narrador, aparece atado de manos incluso antes de que le dé tiempo a escribir el temido argumento. Así es como pienso que debieron nacer los finales felices donde no acontece la disputa, donde una niña es amada cuanto se ama a su madre y las perdices, viven para siempre cantoras y entusiasmadas.




viernes, 20 de mayo de 2016




     Todos los niños tienen miedo a que se les pase por la cabeza saltar en el último momento, que sería el momento preciso. No quisieran ver la estrepitosa marcha al caminar de sus conciencias hacia el arrepentimiento, y no lo harán. Cerrarán los ojos, contarán ovejitas, estarán siempre preparados para llevar a cabo el mismo plan de evacuamiento que en cualquier simulacro de incendio. Esto en la vida, que para ellos nunca es mentira. El amor, que suele ser un amor platónico, es otra cosa. Los niños en el amor visten cada día un ato limpio, no se manchan, no saben mancharse, hablan del balcón florido como si en los cuentos no existiera el dolor, como si la princesa siempre saliera ilesa, hasta que una pedrada, un balonazo, una bofetada repentina en el parque les hace brotar la primera lágrima, y empiezan a compararlo todo con la vida, y se dan cuenta de que no sería tan difícil saltar en el último momento.





jueves, 19 de mayo de 2016




     La memoria, más la dolorosa memoria, es un árbol de hoja caduca que guarda siempre un secreto para luego, sobre todo ahora que una niña que el niño bueno no imaginaba, que a ratos todavía le es trabajoso imaginar, acaso más por lo que calla que por lo que muestra, le da los buenos días con una ilusión que se mantiene intacta desde aquel primer cruce de palabras. Él cree en los cuentos de hadas, lo juro. Ella insinúa el primer beso de amor.





miércoles, 18 de mayo de 2016




     La amapola domina las distancias. Estoy aquí por ella que es la flor que tú has elegido. El sol de las nueve y media la desprende de un rocío que al parecer ya tiene que irse, y la invita a tomar el primer vuelo a tus caderas. Esto en una canción de Sabina estaría bien. A juzgar por su canto despistado los verderones no superan la edad permitida para viajar en primera clase. Cierro los ojos, y así es como me reitero en la pena de no poder hacerte feliz si no me ayudas.