domingo, 15 de enero de 2017




     El niño que jugaba con las oportunidades de los otros, si no se metía en camisas de once balas el mal día lo tenía asegurado. Le hablaban de amor y entonces era cuando más tenía qué decir. El premonitorio final de la tarde a pasos violentos le incomodaba, pero no había más que estrenar su nueva sonrisa. No había quedado con ella, pero la esperaba siempre.







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