viernes, 21 de abril de 2017




     Los ciclos de las cosas terminan cuando uno empieza a hacerse preguntas. La conociera en marzo o mucho antes, las inseguridades y las promesas mal efectuadas ya habían terminado con la relación. Siempre empezó a llover / en la mitad de la película decía Cortázar. Este estar siempre pendiente del otro lado, de lo que no se ve, de lo que aún no ha sucedido y seguramente nunca sucedería para uno mismo para con su poética está bien, lo odioso viene cuando compartes vida con alguien: la flor que te llevé tenía / una araña esperando entre los pétalos.




jueves, 20 de abril de 2017




Podríamos ser como ellos. Ocupan el lugar de las máquinas. Estuve en el banco esta mañana y al llegar a casa ya parecía que lo tuvieran todo hecho, eran dos y una paloma. Tras el ruido del motor del coche, a uno de los gorriones, al que portaba en el pico una fina rama, al que echó a volar primero pude verle mirarme, que volvía los ojos atrás, y como el que huye de un comentario que no quiere escuchar entré a toda prisa, como el que sabe que un día fue feliz por cosas aparentemente mucho más pequeñas que mirar a un par de gorriones jugar en la mañana o plumamente tiritar de brisa, y suspiré bajito, recordando que sólo yo llevo el timón de mi vida y que para que la gente que me rodea sea feliz, he de ser feliz primero. Y de esto hace apenas unos minutos.




miércoles, 19 de abril de 2017




     Papá dice que ha muerto el vecino, el de las manos atrás al caminar, el de los largos paseos de extremo a extremo de la acera mirando el reloj como el que desespera. Estábamos comiendo. Inmediatamente me he sentado a escribir para hacer memoria de aquellas conversaciones largas tardes de verano, al sol, los dos haciendo como que escuchábamos al otro sin necesidad de entender una palabra, sin ni siquiera mirarnos, sólo pendientes del correr del sol a ras del suelo hasta que esta silueta chocaba con nuestros cuerpos, entonces sabíamos que era el momento de mover el banco unos metros atrás. El hombre era mayor, llamaba a la puerta de la casa para que le encendiera el fogón de la cocina o consiguiera que el perro volviera a entrar. No hace muchas mañanas, el pobrecito lloraba porque el fuego en el que su hija menor había puesto a cocer la leche para el desayuno antes de marcharse a la misa de las nueve se le había apagado; me preguntaba entre sollozos cómo era posible que un continuo chorro de gas se apague tan sólo con una corriente de aire. Y yo sólo miraba, siempre aprendiz de todo, sus barbas. Las barbas de los hombres cuentan historias. Yo respondía a todas sus preguntas mediante gestos sencillos y él siempre creía que estaba intentando decirle que se quitara una pestaña de la cara o que ya asomaba otra vez el verano.




martes, 18 de abril de 2017




Se te ve en los ojos el estómago. A veces es sólo la mujer que amas que acaricia a otro hombre. El médico dijo que te relajaras, que las cosas del corazón navegan a través de los líquidos internos y si encuentran aposento él puede escuchar por las noches millones de enfermos gritar su nombre. Se te ve en los ojos la deflagración, el bosque/parque infantil que nadie vigila por las noches y es un no saber o un saber demasiado. E insisto, a veces no es tan maligno; es sólo la mujer que amas que acaricia a otro hombre que sabe que las cosas del corazón si no te matan, te imposibilitan para siempre.










miércoles, 12 de abril de 2017




     Despertar a las cinco de la mañana como si algo no marchara bien, en pérfida oscuridad abrir y beber de la botella un grito profundo, como si la noche quisiera que fueras testigo de algún desastre amoroso, con ese aire de porcelana oscura y esbelta, o de algún desvarío de los buenos recuerdos que nos quedan, te tiende sus demonios y no tiene prisa en que se los devuelvas, como despertar en el tiempo pero no en el lugar, y no haces nada, ni te mueves ni le escribes, no vaya a ser que diga adiós, por lo que cierras los ojos y repites cien veces el nombre de cualquiera que te garantiza que no es seguro que por ley casi natural todos los amores se olvidan.




lunes, 10 de abril de 2017




     Quisiera haber despertado con un / beso en la espalda y, en lugar de eso, despertó / llorando y, aun a su lado, solo / como la paloma que a través de la ventana / desde la cama divisaba / posarse en esa antena más cerca / siempre del suelo que / del entendimiento. Desenfocaba. Es triste / que te hagan sentir solo al despertar, que no / tengas más remedio que ahogar la pasión / en una bañera extraordinariamente desconocida / y blanca recuerdo / resbaladiza como su voz detrás de la puerta. / Ahogar la pasión en aguas que pierden / su temperatura por los emocionales poros / del llanto. A mí, que se me quiere / poco cuando lloro y que solo intentaba / despedirme de ti a la manera de / los charcos o de las cataratas profundas.








viernes, 7 de abril de 2017




     Como Almudena para apartarse de la boca aquel cabello, como aquel poema, ofrecido mi cuerpo desnudo a la entreluz del cuarto abandoné el instante de la permanencia frente a la imagen que de ti tengo por las noches y, como realmente estaba solo, nadie como en aquel poema de Almudena Guzmán se reía de mí. Así, asustado de mí en la noche oscura, solo conmigo en medio del pasillo y con mi cuerpo derretido por vivencias trágicas no me lo pensé dos veces y arranqué a llorar.