jueves, 30 de marzo de 2017



     Cualquier día el timbre te transcribe, de adentro hacia afuera, en la lengua de los presentimientos, te postra ante los ojos de la madre... No, espera; amo. Y como amo digo otras cosas con la pretensión de hacer mirar despacio, acariciar suave, curar escalofríos. Como amo se ama bastante bien. Como amáis, decidme, ¿Cómo se ama? 
        Cualquier día suena el timbre atronador de la vergüenza, despierta a los vecinos, ladra el perro. Pero como amo, duermo, me tapo los oídos, digo que están cerradas todas las ventanas. Querer estar dormido, que me amas.




miércoles, 29 de marzo de 2017




   Frente al griterío de los gorriones de la mañana, frente al intento frustrado de recordar tus sueños, esto ultimo si resulta que esta noche has conseguido pegar ojo, no eres más que inquilino en tu propio hogar. Te gusta hacer memoria caiga siempre quien caiga y esto es más aberración -eres vicio caro, digo, de tu pasado- que belleza por lo vivido.
     El agua transcurre limpia y clara como su pelo inolvidablemente hasta abajo, parece que estuvieras escribiendo una canción; y la pasta de dientes nunca será tan fresca como la manera que tienes de explicarle a los tuyos porqué te has enamorado de alguien mucho mayor que tú.
     Ni Luis Barahona de Soto, cuyo monumento que no he visitado queda más cerca de su tacto que del mío, recitando sus versos: Dejé al momento el perezoso lecho, / y a los gemidos tristes y al estruendo, / y al llanto general por todos hecho, / a las ventanas me asomé corriendo.




martes, 28 de marzo de 2017




    Amanece un hermoso día, antes siempre uno de tantos días desapercibidos en que el mundo se come sin hambre; el niño insolente que es insolente por lo que carga a la espalda de pronto suspira y nota un ligero alivio. 
  -Sí, sin duda es un hermoso día pero dónde están mis males, -me recrimina dañino en su mirar- de qué adolezco que no me acuerdo. 
  Un día que seguramente acabará de la misma manera que ha empezado: Amanece un hermoso día...




lunes, 27 de marzo de 2017




     Adolescentemente aturdido todavía, sin desperezar para no perder lo poco que le queda de la maravilla del sueño de ella y él, abrazados/humedad de un río que de pronto es cama y de pronto es lecho extenso de verdísima cebada alta, cierra los ojos de nuevo y todo vuelve a empezar: otra vez el insomnio, ya puede elegir otra vez con quién soñará -si duerme- esta noche; todo esto lo ha vivido antes pero no recuerda haberlo asumido nunca. -Con ella, con ella, -dice. Y duerme, y el sueño es el acercamiento de distancias. Escribe música y estudia el solfeo que muy pronto aprobará su hija.








sábado, 25 de marzo de 2017




     Como Tzu cuando soñó ser una mariposa, raro a veces, emocionalmente roto, descompuesto en varias piezas, echado en la cama todavía quince minutos después de despertar, como si la belleza del mundo otra vez fuera cosa de los otros. Y realmente lo es -odiosa distancia- o eso dice. Nunca será feliz pero porqué se asombra cada vez y llora, qué aire espectacular y negro ha respirado que se ahoga cuando cierra los ojos y hace memoria, quién baraja las cartas tan temprano, porqué se muere.






viernes, 24 de marzo de 2017




     Rodeado de gente complicada con vidas complicadas con hijos difíciles de entender en una noche estomacalmente rara necesito atraer la atención de un mínimo público que escuche lo que tengo que decir sin parpadear a lo tonto y hablar acaso lo justo para pedir otro sobrecito de azúcar. La camarera está cansada, llueve y prevé que en su bicicleta pasará frío. No tiene quién la entienda: Estas son las personas que me gustan, la incomprendidas, las que me necesitan para no sé qué cosa extraña, las que siempre pisan en falso.




jueves, 23 de marzo de 2017




     Que, pese a todo lo de ahí afuera la vida es preciosa, uno lo descubre una mañana de últimos de marzo en que despierta canturreando una canción rara, por lo desconocida, y batiéndose en duelo de sonrisas con los geranios del patio cubierto y con la madrugadora pareja de gorriones impasiblemente posados sobre la antena del tejado. Y cruzas por allí, y delante de cualquiera de las puertas que una tarde atravesaste decidido porque sabías que los dos merecíais ser felices, un gusanillo te sube del estómago a los ojos, llenándotelos de agüita, y cambias, involuntariamente, de canción.




miércoles, 22 de marzo de 2017




     Me conformo con que las aves canten las mismas cosas y las iglesias altas sean tan conocidas como en mi pueblo donde te mirabas al espejo y te quitabas una pestaña o un granito para que yo te fotografiara mientras algo me hacía pensar que te decías a ti misma que ni eres poeta ni lo pretendes. Con frecuencia suenas todavía en el hueco de la piscina y la fuente de ladrillo antiguo se ha encendido y no la has visto. No volveré a aquella casa donde de pronto dijiste vete y guarda un asiento para mí. El concierto dio comienzo con algo de retraso y cuando llegaste, no sólo dedicamos el tiempo de la música a mirarnos de reojo y a tocarnos las manos sino a procurar seguridad para una relación que acababa de empezar. Recuerda siempre que abandonamos el aula al primer error de aquellos dedos sometidos en un piano a la bella dificultad del Hallelujah de Cohen.




lunes, 13 de marzo de 2017




     El agujero del aprendiz, el negro, el celo oscuro, el niño de la cólera, y el columpio oxidado y solo mecido a duras penas por el viento el día de la fiesta de las ortigas. La magulladura íntima, el rincón personal, el último en la fila por todo menos por la rebeldía. El primer beso -solo cuando sus ojos- de amor.














lunes, 6 de marzo de 2017




     Agradecer la buena fe de mamá. Los tiempos de la fiebre son inminentes. Nos odia el mundo, los poetas lo dicen bien. Quien hace caso omiso odia a los poetas y dice cosas feas de sus ojos y de su boca, pero mamá siempre los defiende. Mamá sabe también que una imagen vale más que cien palabras y en las noches del no saber, sin decir casi nada nos recuerda porqué hemos de enfrentarnos a los monstruos de la infancia. Otra vez aquí, parece que no me hubiera movido. Ya lo tengo todo preparado -dice el poeta-, estoy listo. Y nos limitamos a esperar, sentados a la orilla del pensamiento a que bienflorezcan las rigurosas estructuras de marzo.