lunes, 27 de marzo de 2017




     Adolescentemente aturdido todavía, sin desperezar para no perder lo poco que le queda de la maravilla del sueño de ella y él, abrazados/humedad de un río que de pronto es cama y de pronto es lecho extenso de verdísima cebada alta, cierra los ojos de nuevo y todo vuelve a empezar: otra vez el insomnio, ya puede elegir otra vez con quién soñará -si duerme- esta noche; todo esto lo ha vivido antes pero no recuerda haberlo asumido nunca. -Con ella, con ella, -dice. Y duerme, y el sueño es el acercamiento de distancias. Escribe música y estudia el solfeo que muy pronto aprobará su hija.








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