jueves, 14 de abril de 2016




Cuando me mostraste tu cuerpo desnudo, fue como si un ejército de tonalidades de luz entrara a la desesperada por la parte más desprotegida de mi corazón aclamando misericordia para todos los hermanos que un día, por el mismo motivo, andarán perdidos. Sé, que a la manera de dios, con un sólo punto exacto de tu cuerpo desnudo enciendes la mañana del mundo si ves que merece tu protección, aun a sabiendas de que la seguridad no busca su rostro en el espejo, de que hay quien piensa en volar sólo en sus ratos libres, porque cuando tu alma está en paz es inevitable pensar que algún diablo está barajando tus cartas. 
Todos somos todo -te digo sin decir cuando vuelvo a mirarte, cuando advierto que ya te has dado cuenta de que no puedo dejar de mirarte- y aún más las cosas que no hacemos.




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