jueves, 21 de abril de 2016





De noche, en la única tetería de un pueblo no muy lejos de mi pueblo, alguien dijo: No me hables de besos, que me salvan tus ojos.
Generalmente amamos lo que está poseído, y hay quien lo hace por amor al dolor que le causa no ser su único dueño. Buceó largo hacia la superficie, cogió aire, y volvió a sumergirse. 
De noche todos los poetas son pardos, y os lo voy a demostrar -dije yo, mientras les miraba salir del local dirección al coche. Estos dos hoy duermen en la misma cama, -exclamé para terminar, viéndome completamente solo.









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