lunes, 20 de junio de 2016




     Con sus ojos me pregunta qué somos, con esos ojos antimateria y antiespíritu, vacíos, que no llenan el cuenco ni de agua ni de vitalidad. No me conoce, no mira ponerse el sol, ve posarse el gorrión vencido sobre el alféizar de la ventana más alta de la fachada verde pero le cuesta mirar ponerse el sol. Qué somos, y parece haberlo descubierto en los esconchones de la pared de la vieja plaza: el estúpido vencimiento de todos los días, un cantar sobre el alféizar de la ventana, parado, sin ritmo, a la espera.










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