sábado, 3 de diciembre de 2016




     Dicen que vivió esperando que ella le dijera ven. Fue un hombre cobarde, de los que se sientan junto a las personas que todo lo ven mirando al suelo. Para él, que las cosas del corazón siempre fueron lo importante, más dedicación merecía la tarea de idear una manera de que cuando su alma muriera sus huesos siguieran esperando. Y así fue, permaneció siempre, junto a un agradable olor a vieja ternura.












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