domingo, 8 de enero de 2017




     Será porque pienso en ella como si fuera hija mía, que increíblemente vivo los momentos que ella vive, me arrodillo en la alfombra del salón para jugar con ella, lloro cuando ella llora, no duermo para que ella duerma, y deseo verla correr en alguna playa libre de culpa porque al fin unos pocos kilómetros no han sido nada, pero esta tristeza que arrastro no es para una niña, por eso muchas veces cojo mis cosas y me voy, o eso digo, digo que me voy hacia la búsqueda de ser sólo pureza y alegría de haber conocido a quien le da de comer, a quien amo, cuyo nombre llevo escrito en los pulmones.




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