miércoles, 10 de mayo de 2017




Luce el sol, pero emocionalmente llueve; emocionalmente llueve como quien dice: mañana no me va a dar tiempo. Se tienen motivos para ser lo suficientemente feliz como para abastecer a varias familias. Nueve y cuarto de la mañana —¿entonces porqué tanto desprecio? ¿porqué juegas a la indiferencia, ya no eres mi amor?— y qué si el color de tus mejillas ha desaparecido, si no me dices ven que te vea, si la flor de tus pies avanzan y yo no sé que avanzan.












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