domingo, 30 de octubre de 2016




Golondrina de invierno sola en una rama entre los pinos musculares de mi cuerpo: no te me vayas. Marcha si quieres por evitar estos paisajes nevados de hospital, el mal presagio, el derrumbe, pero ahora que estamos a solas, que somos una sola voz y una garganta y no tengo miedo, déjame decir a todos una última vez que admiro y quiero tu permanente presencia desinteresada cuando digo aquello de los últimos días de mi vida. Ahora que pareces cuervo, niño bueno que sueña ser poeta.












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