miércoles, 17 de mayo de 2017




     Estar sentado en esta piedra, al borde de la cama, pensando; estar sentado en este duro trance que toda relación de amor conlleva. En alguna parte alguien sostiene su corazón entre las manos mientras piensa en una mujer que sólo defiende su plato de comida. Antonio Colinas, el poeta viajero, se pregunta: ¿Recuerdas nuestras manos en el agua?
   Estar sentado en esta piedra, cariño mío, abrazarte con mi voz cuando mi cuerpo no alcanza. Siempre habrá un momento como este. Siempre estar sentado en esta piedra, al borde de la cama; tener escritas -a veces publicadas- unas pocas líneas para cuando enseñes al mundo la maravilla de tus ojos dorados.




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